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El futuro de la Marea Rosa

Cientos de miles de personas han salido a las calles envueltos en el color rosa. El movimiento social que nació desde las organizaciones sociales para defender...

Juan Ordorica
Juan Ordorica | Analista y columnista Línea Directa

Cientos de miles de personas han salido a las calles envueltos en el color rosa. El movimiento social que nació desde las organizaciones sociales para defender al INE, después al Poder Judicial y por último sumarse de manera abierta a Xóchitl Gálvez. Inicialmente utilizaron el color rosa para identificarse con el INE, aunque el color fue adquiriendo otro significado.

La Marea Rosa significó para una parte muy importante del país un vehículo para mostrar su inconformidad en contra del gobierno o de alguna de sus decisiones. Es una fuerza social que rebasó a los partidos políticos opositores.  Muchos dirán (cos justa razón) que los partidos políticos estuvieron detrás de las movilizaciones. Tienen razón: estuvieron detrás… en la cola. Por primera vez en décadas, los partidos fueron un grupo más del movimiento.

En México hay oposición, pero no son los partidos. Los partidos se han convertido en un lastre para muchos que no comulgan con este gobierno y no se sienten cómodos en apoyar al PRI, PAN o PRD. La Marea Rosa se convirtió en una alternativa para ciudadanos opositores. Los partidos se han convertido en un nido de burócratas de cuestionable reputación con poco o nada que aportar; sin embargo, los ciudadanos entendieron que los partidos son una herramienta y como tal utilizaron esa herramienta. Desde luego que los partidos también utilizaron a la Marea Rosa para suplir la falta de estructura o credibilidad. Se usaron mutuamente. El movimiento de FRENAA intentó ser algo así al inicio del sexenio, pero fracasaron rotundamente.

La Marea Rosa pasó de ser un movimiento social para convertirse en un movimiento político. Bajo esa nueva categoría, algunos consideran que, si Xóchitl no gana la presidencia, la ola rosa habría fracasado. No concuerdo con esa afirmación. La historia de México está repleta de movimientos que no necesitaron una victoria para consolidarse y cambiar la vida del país. Los movimientos de Independencia de Hidalgo y Morelos fracasaron rotundamente, pero su legado fue más grande que una derrota.

En la edad moderna, no se entiende el México actual sin las figuras de Manuel Clouthier o Cuauhtémoc Cárdenas. Clouthier no ganó una sola elección en su vida, pero nadie pone en duda la aportación a la democracia mexicana. Cárdenas era el amo del Zócalo en el Siglo XX. Nadie tenía reuniones con cientos de miles de seguidores en sus eventos de campaña que el hijo de Tata Lázaro.  Tampoco tuvo los resultados esperados; sin embargo, sin los movimientos iniciados por ambos, ni el PAN hubiera sacado al PRI de los Pinos ni López Obrador hubiera llegado a la presidencia.

Después de la elección de junio, La Marea Rosa tendrá ante si la oportunidad de escribir un nuevo capitulo en la democracia mexicana. En caso de un triunfo de Xóchitl, deberá ser un movimiento social que acompañe, fiscalice y participe de la toma de decisiones del gobierno. La candidata del bloque opositor no llegó a ese lugar gracias a los partidos. Ellos tenían otros planes. Fue gracias a una parte importante de esa Marea Rosa quien consiguió las firmas y los apoyos para la hoy candidata de Fuerza y Corazón por México. En ese sentido, Xóchitl y su equipo deberían de apoyarse en ese moviente y dejar a los partidos políticos un papel secundario.

Por otro lado, si Claudia gana la elección, La Marea Rosa debería consolidarse como el verdadero partido de oposición. Ya demostraron tener la fuerza suficiente de organización y recursos de todo tipo para superar al PRI y PAN. Los ciudadanos que no comulgan con el régimen necesitan una nueva voz con la cual identificarse. De los partidos actuales no se puede esperar mucho. Ellos se convirtieron cazadores profesionales de migajas y plurinominales; la sociedad necesita mucho más que eso.

La Marea Rosa también es pueblo. Es una manifestación distinta al monopolio que pretende crear el régimen sobre la palabra pueblo. El autoritarismo se ejerce de muchas maneras. Una de ellas es minimizar a quienes piensan diferentes o, ya de plano, insultarlos de manera descarada.  El Pueblo Rosa puede ser la nueva manifestación de un México que quiere ser diferente. Las mareas vienen y van de acuerdo a los ciclos lunares. La Marea Rosa debe regular sus ciclos con las circunstancias de la vida pública: alta en tiempos convulsos y baja cuando la crispación disminuya.

¿Usted qué opina, amable lector? ¿Qué futuro le depara a la Marea Rosa?

Fuente: Internet

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